II SEMANA
¡Buenos
días! Si tienes una comida en el frigorífico, ropa para vestirte, un techo que
te proteja y una cama donde dormir, eres más rico que el 75% de la humanidad.
Si
tienes dinero en el banco y en la billetera y aún te sobran unas monedas, estás
entre el 8% más rico en el mundo. Si te despertaste ésta mañana con más salud
que enfermedad, eres más afortunado que el millón de personas que sobrevivirá
ésta semana.
Si
nunca has experimentado el peligro de la guerra, la soledad de la prisión, la
agonía de la tortura o los dolores del hambre, estás mejor que 500 millones de
seres humanos. Si en los últimos días pudiste ir a la iglesia sin miedo de ser
hostigado, arrestado, torturado o asesinado, eres más afortunado que 3 mil
millones de habitantes de la tierra.
Si
tus padres viven y aún están casados, eres un ser raro en el mundo.
Si
puedes levantar la cabeza y sonreír, eres bendito porque la mayoría, aunque
podría, no lo hace. Si puedes leer este mensaje eres doblemente feliz, pues
sabes que alguien pensó en ti y, además, no eres uno de los 2 mil millones de
personas que no saben leer. Cuenta tus bendiciones y no olvides lo afortunado
que eres.
¡DALE GRACIAS A
DIOS!
Martes:
¡POR FAVOR, CALLA!
¡Buenos días! Al hablar de alguien...
Si tus palabras no son mejores que tu
silencio... ¡Mejor callar!
Si lo que vas a decir puede doler a alguien…¡Déjalo...! ¡Mejor callar! Si lo que vas a decir son rumores, y no estás
seguro de que sean ciertos…¡Olvídalo! ¡Mejor callar!
Si vas a hacer un juicio temerario sin tener suficientes datos para juzgar...¡Mejor es que te calles!
Calumnias, mentiras, chismes...¡No debieran
salir de nuestra boca!
A todos nos toca el crear un buen clima entre nosotros. Todos sufrimos
con los chismes. No les sigas la
conversación a los que critican y
chismorrean de otros. Allá ellos.
Recuerda que todo lo que va... regresa.
Tal como juzgues serás juzgado, y como trates serás tratado. ¡Pura experiencia de la vida!
Miércoles:
ALEGRÍA EN MEDIO DE TRISTEZA
¡Buenos días! Buenos días, Señor.
Un nuevo día que me regalas.
Gracias con toda la fuerza
de que soy capaz.
Gracias por este nuevo amanecer.
Gracias por este nuevo empezar.
Gracias por tu presencia
que me acompañará en toda la jornada.
Quiero comenzar este nuevo día
con entusiasmo,
con alegría reestrenada,
con ilusión nueva.
Me da seguridad el saber
que Tú estás a mi lado:
en mi familia, en mis amigos,
en la gente con la que me voy a encontrar,
en mi propia persona.
Te ofrezco mi trabajo de este día.
Que mi esfuerzo sea fecundo,
sirva para la felicidad de los demás
y me ayude a encontrar mi propia paz.
Que, con mi trabajo, mi día sea un pedacito
del mundo que busco y sueño.
Ayúdame a llenarlo de entrega y amor.
Señor, que hoy viva de tal manera
que cuantos se acerquen a mi
descubran tu presencia y tu ternura.
Buenos días, Señor.
Un nuevo día que me regalas.
¡Buenos
días! Seguro que hay días en que tienes la sensación de que todo te sale mal.
Piensas que desde el momento que te levantas de la cama, preferirías no haberte
levantado. Eso te genera mal humor que muchas veces padecen los demás. Ojalá
que esta pequeña historia te haga reflexionar un poco.
Un
importante ejecutivo gritó al director de su empresa, porque estaba enojado en
ese momento. El director llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de que
estaba gastando demasiado, porque había una comida demasiado abundante en la
mesa. Su esposa gritó a la empleada porque rompió un plato. La empleada dio un
puntapié al perro porque la hizo tropezar. El perro salió corriendo y mordió a
una señora que pasaba por la calle y le estaba obstaculizando su salida por la
puerta. Esa señora fue al hospital para ponerse la vacuna y que le curaran la
herida, y gritó al joven médico, porque le dolió cuando le puso la vacuna. El
joven médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su
agrado. Su madre, tolerante y un manantial de amor y perdón, acarició sus
cabellos diciéndole:
-
"Hijo querido, prometo que mañana haré tu comida favorita. Tú trabajas
mucho, estás cansado y necesitas una buena noche de sueño. Voy a cambiar las
sábanas de tu cama por otras limpias y perfumadas, para que puedas descansar en
paz. Mañana te sentirás mejor".
Bendijo
a su hijo y abandonó la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos...
Viernes:
EL CULTO QUE DIOS QUIERE
¡Buenos
días! Hubo una vez un monje oriental cuyo sueño era ir al sepulcro del Señor,
en Jerusalén. De aldea en aldea, fue recogiendo limosnas y al cabo de muchos
años, ya siendo viejo, logró reunir treinta libras, justo lo necesario para el
viaje. Hizo penitencia, obtuvo el permiso de su superior y partió.
Apenas
había salido del monasterio, vio a un hombre harapiento, escuálido y triste. El
hombre, al oír resonar el cayado del peregrino sobre las piedras, levantó la
cabeza. “¿Adónde vas, padre mío?”, le preguntó. “Al Santo Sepulcro, hermano, a
Jerusalén. Daré tres vueltas alrededor del Santo Sepulcro y me arrodillaré allí
a hacer oración”. “¿Cuánto dinero tienes para eso?” “Treinta libras”. “Dámelas
a mí; tengo mujer y niños y tienen hambre. Dámelas, da tres vueltas alrededor
de mí, arrodíllate y póstrate ante mí y después vuelve a tu monasterio.”
El
monje sacó de la bolsa las treinta libras, se las dio al pobre, dio tres
vueltas a su alrededor, cayó de rodillas, se postró ante él y enseguida se volvió
al monasterio.
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