I SEMANA
Lunes: SER LUZ
¡¡Buenos días!! Vosotros sois la luz del mundo Tú eres la LUZ del
mundo si lo pacificas, si ves la fe y el amor, si amas al otro. Tú eres la LUZ
del mundo si eres libre en la verdad, si levantas la bandera de la paz y de la
justicia, si ofreces incondicionalmente tu ayuda y amistad. Vosotros sois la LUZ del mundo si os dais la mano en
cadena solidaria, si os sabéis perdonar y valorar, si os dais la paz y la
plantáis en el corazón del colegio, si
lleváis el amor a todos y si vivís en comunidad y en comunión.
Martes: DAME TU MEJOR SONRISA
¡Buenos
días! Nunca dejes de sonreír,
una
sonrisa da alegría, da vida.
Con
tu sonrisa pintarás los sueños
con
un color lleno de vida.
Pintarás
las penas y
harás
que todo lo malo se olvide.
Sonríe
siempre en cada lugar que estés,
camina
sonriendo y el mundo harás diferente.
Una
sonrisa salva una vida doliente,
cuesta
muy poco y produce mucho,
o
hace pobre a quien la da, y
hace
rico a quien la recibe.
Regala
una sonrisa y serás el timón
que
guíe la nave del solitario.
Miércoles: LOS CLAVOS
¡Buenos
días! Esta es la historia de un niño que tenía muy mal carácter. Su padre le
dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia,
debería clavar un clavo detrás de la puerta.
El
primer día, el niño clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que
siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez
menos clavos detrás de la puerta. Descubrió que era más fácil controlar su
genio que clavar clavos detrás de la puerta.
Llegó
el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar
a su padre, este le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra
controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a
su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta. Su padre lo tomó
de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: " has trabajado duro, hijo
mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez
que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí
ves."
Reflexión:
puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero el modo en cómo se lo digas
lo devastará, y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan
dañina como una ofensa física y, a veces, más. Por eso, mide tus palabras e
intenta cambiar aquello que puede hacer daño a los demás.
¡Buenos días! Cerca de un arroyo de aguas frescas,
había un pequeño bosque. Los árboles eran muy variados. Todos gastaban las
energías en ser más altos y grandes, con muchas flores y perfumes, pero
quedaban también débiles, con poca fuerza para echar raíz. En cambio un laurel
dijo: "Yo, mejor, voy a invertir mi savia en tener una buena raíz: así
creceré y podré dar mis hojas a todos los que me necesiten".
Los otros árboles estaban muy orgullosos de ser
bellos; ¡en ningún lado había tantos colores y perfumes! Y no dejaban de
admirarse y de hablar de los encantos de unos y otros, y así, todo el tiempo,
mirándose y riéndose de los demás. El laurel sufría a cada instante esas
burlas. Se reían de él, señoreando sus flores y perfumes y le decían:
- ¡Laurel!... ¿para qué quieres tanta raíz? Mira a
nosotros, todos nos alaban porque tenemos poca raíz y mucha belleza. ¡Deja de
pensar en los demás! ¡Preocúpate solo de ti! - Pero el laurel estaba convencido
de lo contrario; deseaba amar a los demás y por eso tenía raíces fuertes.
Un buen día, vino una gran tormenta, y sacudió, sopló
y resopló sobre el bosque. Los árboles más grandes, que tenían un ramaje
inmenso, se vieron tan fuertemente golpeados, que por más que gritaban, no
pudieron evitar que el viento los moviera. En cambio el pequeño laurel, como
tenía pocas ramas y mucha raíz, apenas si perdió unas cuantas hojas.
Entonces todos comprendieron que lo que nos mantiene
firmes en los momentos difíciles, no son las apariencias, sino lo que está
oculto en las raíces, dentro de tu corazón... allí... en tu alma...Y es: ¡EL
AMOR!
Viernes: LAS SIETE REGLAS DEL GALLO
¡Buenos
días! No digas nunca que no sirves; para Dios todos sirven, aunque no todos
para lo mismo. Si Dios pudo usar un simple gallo para recuperar un misionero
como Pedro, también puede usarte a ti. Sigue sencillamente las 7 reglas del
gallo:
1-
El gallo se levanta temprano e inmediatamente emprende su tarea (la que Dios le
ha confiado).
2-
El gallo no se niega a cantar porque existan ruiseñores. Hace lo que puede, lo
mejor que sabe.
3-
El gallo sigue cantando aunque nadie lo anime ni se lo agradezca. En realidad,
no espera que nadie lo haga.
4-
El gallo despierta a los que duermen. Su tarea no es popular, pero necesaria.
5-
El gallo proclama buenas noticias: Acaba de amanecer. Ante ti tienes por
estrenar un nuevo día, lleno de magníficas oportunidades.
6-
El gallo es fiel cumplidor de su tarea. Se puede contar con él. No falla nunca.
Es un excelente centinela.
7-
El gallo nunca se queja de tener que hacer siempre lo mismo, de que nadie le
felicite o de que a nadie le importe.