Miércoles: LOS FIELES DIFUNTOS
Buenos
días: Los cristianos celebramos hoy el día de los fieles difuntos.
En
estos días, has visto que la gente compra flores. Quizás en tu misma casa has
visto cómo tus padres o tus abuelos han comprado flores para llevar al
cementerio.
Es
una costumbre cristiana de recordar el día 2 de noviembre, o en los primeros
días de noviembre, a nuestros seres queridos que ya nos han dejado.
Cuando
se quiere a una persona, a un amigo o amiga, se le regala alguna cosa de vez en
cuando. A veces, el día de su santo o cumpleaños, se le regala unas flores. Son
sólo un signo del cariño que se le tiene.
Sucede
lo mismo con nuestros familiares y amigos que han fallecido. Las flores o las
velas que encendemos son un signo de que nos acordamos de ellos y que les
seguimos queriendo, pues el verdadero amor no pasa con el tiempo.
Nuestros
difuntos son buenos y nos siguen ayudando. Si te quisieron en la tierra estate
seguro de que te siguen ayudando desde el cielo.
Pensemos
un poco en nuestros difuntos, en nuestros seres queridos que nos han
abandonado. Si los recuerdas no morirán para ti. Ellos te han querido y te
quieren. Que tengas un buen día.
Jueves: HAY QUE FIJARSE EN LOS DETALLES
¡Buenos
días! Me contaron hace unos días la historia de un niño sincero y atrevido. Un
buen día Jacinto, que así se llamaba el niño, en un arrebato de honestidad le
dijo a su madre:
-
"Mamá, eres hermosa...".
La
madre no pudo menos que enternecerse y sonreír dulcemente. Pero el hijo,
pasados unos segundos, añadió:
-
"Pero tus manos son tan feas..."
Pocos
días después Jacinto conocería la historia de esas manos:
“Hace
tiempo dormía profundamente un niño. De pronto se incendió el mosquitero de la
cuna y las llamas amenazaron la vida del bebé. La sirvienta corrió despavorida,
mas la madre heroica y decidida, dominó el fuego a manotazos, salvando de las
llamas a su hijo. Y sus manos del color de armiño quedaron sin piedad carbonizadas.
Cuando al final le quitaron las vendas, sus manos quedaron deformadas por el
fuego”.
El
pequeño escuchaba a su padre sin pestañear. Cuando terminó el relato, con
lágrimas en los ojos, corrió hacia su madre, y le dijo entre sollozos:
-
"No hay manos como las tuyas en todo el mundo, mamá".
Ojalá
se agradeciera y premiara con más frecuencia a tantos y tantos héroes
desconocidos como la madre de Jacinto. La historia suele dejar en el tintero a
estos héroes.
PIENSA:
La vida está llena de pequeños detalles, tan pequeños como que no solemos
darnos cuenta de ellos. Hoy te pido que pienses en tu madre, en tus abuelos, en
la gente que te quiere, que te quiere todos los días.
Si te fijas, verás que de alguna forma son héroes como la madre de la historia, pues todos los días tienen algún pequeño detalle de cariño y de servicio para ti. ¿No es así?
Viernes: EL MAESTRO
¡Buenos días! Ha recogido sus libros y se ha
dirigido al colegio. Como cada día, dispuesto a encontrarse con su hermosa
tarea: educar, acompañar en el crecimiento, ayudar a crecer en armonía... Hoy
te invito a rezar por tus profesores. Muchas veces habrás sentido que te
exigían demasiado; seguramente te entenderás mejor con unos que con otros,
sentirás que unos te enseñan cosas, mientras que otros te preparan para la
vida. Tal vez habrás pensado alguna vez que no valoran justamente tu esfuerzo.
En todo caso, puedes estar seguro que el buen maestro siempre buscará lo mejor
para ti, aunque en ocasiones te resulte difícil entenderlo. Da gracias a Dios
porque te han hecho un privilegiado: más de las tres cuartas partes de los
jóvenes de tu edad, en el mundo, no han tenido la misma suerte. Pídele que
ayude a aquellos a quienes se les ha confiado la tarea hermosa, pero a la vez
difícil, de tu educación.