IV SEMANA
Lunes: LA CRISIS SE PUEDEN SUPERAR
¡Buenos
días! No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La
crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la
crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de
la noche oscura. Es en la crisis donde nace la inventiva, los descubrimientos y
las grandes estrategias.
Quien
supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado. Quien atribuye a la
crisis sus fracasos y sus penurias, violenta su propio talento y respeta más a
los problemas que a las soluciones.
La
verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El problema de las personas
y los países es la pereza para encontrar salidas y soluciones. Sin crisis no
hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía.
Sin
crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno,
porque en crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y
callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto trabajemos duro.
Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no
querer luchar por superarla. (Albert Einstein)
¡Buenos
días! Un día, trabajando
en el campo y lamentándose de su suerte, apareció un enanito que le dijo:
– Buen hombre, he oído tus lamentaciones.
– Voy a hacer que tu fortuna cambie.
– Toma esta gallina; es tan maravillosa que todos los días pone un huevo de
oro.
El enanito desapareció sin más y el
labrador llevó la gallina a su corral sin darlo más importancia.
Al día siguiente por su sorpresa
encontró el huevo de oro que el enano le había prometido. Se fue con ella a la
ciudad, donde vendió el huevo por un precio elevado. Al día siguiente, loco de
alegría, encontró otro huevo de oro. ¡Por fin la fortuna había entrado a su
casa! Todos los días tenía un nuevo huevo. Fue así que poco a poco, con los
ingresos de la venta de los huevos, que se fue convirtiéndolo en el hombre más
rico de la comarca.
Pero
una insensata avaricia hizo presa su corazón y pensó:
– ¿Por qué esperar a que cada día la gallina ponga un huevo?
– Mejor la mato y descubriré la mina de oro que lleva dentro.
Y así lo hizo, pero en el interior
de la gallina no encontró ninguna mina. A causa de su avaricia, perdió la
fuente de sus ingresos. Y encima por mala gestión gastó toda su fortuna en poco
tiempo. Volvió a ser un hombre pobre.
Reflexión:
hay que aprender a valorar las cosas, y conformarnos con lo que tenemos.
Miércoles: MIÉRCOLES DE CENIZA
¡Buenos días! Caen las máscaras del carnaval y la
ciudad vuelve a su rutina. El carnaval da paso a la cuaresma. Y es hoy justo,
cuando comienza.
Hoy es miércoles al que los cristianos llaman de
“ceniza”. El viejo rito de la ceniza nos recuerda esa otra cara de nuestra
realidad, precaria y fugaz. Nos invita a no enmascararla. ¿Podemos asumir,
podemos mirar de frente lo que en nuestras vidas se quema y lo que el tiempo y
la lucha diaria reducen a polvo?
La ceniza de hoy es signo de un fuego. Quemamos lo
viejo para ir descubriendo la vida nueva. Asumimos con osada sencillez nuestra
pobreza, y hasta aquello que se nos ha vuelto gris y acabado, y lo abrimos a
Dios, porque Él sabrá hacer de ello suelo fértil donde crece semilla nueva.
La ceniza de hoy sabe a fuerzas y tiempos
compartidos, gastados en amor. Su huella en nuestras cabezas nos anima a
“quemar las naves” siguiendo al Maestro, a no dejar que nuestra madera de
seguidores se apolille o pudra. Vale la pena gastarla en dar luz y calor. Donde
hoy se esparce humildemente esta ceniza un día estará el nombre nuevo que Dios
pronuncie sobre cada hombre y mujer, la clave de una vida tocada por su amor.
La ceniza de hoy nos invita a renacer desde dentro. Feliz tiempo de Cuaresma.
Jueves: NO ESPERES…
¡Buenos días! No esperes una sonrisa para ser gentil... No
esperes ser amado para amar...
No esperes estar solo para reconocer el inmenso valor de un
amigo...
No esperes el luto del mañana para reconocer la importancia
de quienes están hoy en tu vida...
No esperes tener el mejor de los empleos para ponerte a
trabajar...
No esperes la nostalgia del otoño para recordar un consejo...
No esperes la enfermedad para reconocer que tan frágil es la
vida...
No esperes a la persona perfecta para entonces enamorarte...
No esperes el dolor para pedir perdón...
No esperes la separación para buscar la
reconciliación...
No esperes elogios para creer en ti mismo...
No esperes que los demás tomen la iniciativa, cuando sabes
que tu mueres de ganas de un abrazo,...
Viernes: ¿EN QUÉ CREES?
¡Buenos
días! ¿En qué creo? A veces no lo sé. Es
fácil creer en la riqueza (pues, efectivamente, abre muchas puertas), en la
belleza (tantas otras), en el éxito, la inteligencia, el aplauso, la oratoria
brillante, las propias fuerzas, el trabajo bien hecho, la eficacia, la
utilidad, el placer, el talento o la genialidad… Pero no basta.
Creer en el evangelio es darle la
vuelta a las categorías habituales. Creer en la debilidad que se hace
fuerte, en la derrota que no tiene la última palabra, en el amor que va más
allá de la eficacia y la utilidad, en la palabra que, sin adornos, habla
verdad. Es creer en un Dios que entrega su vida por mí. Y en una humanidad
amable. Y eso no es fácil.