II SEMANA
Lunes: UNA SOLA CASA
¡Buenos días! Le preguntó el padre: ¿Han dejado de
trabajar en la obra de mi casa?
No -respondió el hijo-. Pero ninguno trabaja en la
misma manera que trabajo yo, ni hacen las cosas como yo las hago.
-Hay muchos modos de ayudar a construir mi casa
–expresó el padre-.
Haz con amor tu parte y no pierdas el tiempo en
discutir con los demás.
Aunque cada quien trabaje en diferente modo lo
importante es que trabaje en mi obra. Terminada la casa todos nos encontraremos
en ella, y entonces ya no habrá ninguna diferencia.
El hijo entendió lo que el padre le decía, y supo
que aunque haya distintos operarios y diferentes modos de trabajar, la casa es
una sola.
REFLEXIÓN: "No le digas a Dios cuán grande es tu problema;
dile a tu problema cuán grande es Dios".
Martes: TENER ÉXITO
¡Buenos
días! ¿Qué es tener éxito?
·
Es tener confianza en ti mismo.
·
Es aceptar lo que no se puede cambiar.
·
Es saber cambiar a tiempo.
·
Es saber y poder delegar en los demás parte de tu tarea.
·
Es volver a empezar.
·
Es reconocer que te equivocaste y pedir perdón.
·
Es reconocer que detrás de cada acierto, puede haber varios fracasos.
·
Es enamorarte de lo que haces.
·
Es no rendirse jamás.
·
Es disfrutar del tiempo libre.
·
Es volver a comenzar con el mismo entusiasmo.
·
Es no hacerse problema por las cosas pequeñas.
·
Es dejar una huella para que otro pueda seguir.
·
Es jugar a ganar por disfrutar.
·
Es arriesgar.
REFLEXIÓN: "Nadie aplaude la flauta después
de un concierto, sólo aplauden al flautista. Aplaude y reconoce al Flautista de
tu vida".
Miércoles: TIEMPO DE CONFIANZA
¡Buenos
días! La Pascua nos habla de fe, de confianza,… Aquí nada es evidente pero
Jesús nos invita a confiar, a fiarnos,… aún no siendo fácil como en el
siguiente relato: Se estaba incendiando un edificio de 9 pisos en el centro de
una ciudad muy importante. Las personas, al enterarse de que el edificio estaba
en llamas, rápidamente salieron de sus apartamentos a excepción de un niño de
ocho años de edad que dormía solo en el octavo piso, pues su padre había salido
a comprar y su madre estaba de viaje.
El
fuego se intensificaba; las llamas iban subiendo piso por piso. Los bomberos
intentaban apagarlo pero sus esfuerzos eran inútiles. El edificio estaba
totalmente en llamas teniendo los bomberos que pedir refuerzos a otras unidades
de la ciudad.
El
drama aumentó cuando supieron que había un niño en el octavo piso y el fuego
iba ya por el quinto. De repente aparece el padre del niño preocupado al ver
ese cuadro. Los bomberos hacen un último intento, pero las escaleras no podían
llegar hasta las paredes del edificio por haber fuego en todas ellas, entonces
se escucha los llantos del niño, gritando:
-¡Papá!
¡Tengo miedo!
El
padre lo escucha y llorando le dice: -¡Hijo! No tengas miedo; yo estoy aquí, no
tengas miedo.
Pero
el niño no lograba verlo: - Papá no te veo, sólo veo humo y fuego.
Pero
el padre sabe que está ahí en la ventana porque el fuego lo ilumina y le dice:
-Yo sí te veo, hijo. Haz lo que te voy a decir. Tírate, que aquí te agarramos
todos los que estamos abajo. ¡TÍRATE!
El
hijo le dice: -Pero yo a ti no te veo.
El
Padre le contesta. - ¿Sabes cómo lo vas a hacer? Cierra los ojos y lánzate. El
niño dice: -Papá no te veo, pero allá voy.
El
niño se lanzó y lo rescataron. Entonces el padre lo abraza y llora con él,
ambos muy contentos.
REFLEXIÓN: El
hijo comprende que aunque no vea al padre sus palabras son suficientes para
confiar en él. Así nos puede ocurrir con Jesús, donde el humo del incendio no
nos deja verlo pero él sigue insistiendo: CONFÍA EN MÍ. Cierra los ojos y
¡¡TÍRATE!!
Jueves: UN SIMPLE PLÁTANO
¡Buenos días! El texto que hoy te propongo como excusa para
reflexionar es una carta al director enviada al suplemento de un periódico, XL Semanal, y que ganó el premio a la mejor
carta de aquella semana.
La firma Dulcina Fonseca García y se titula “Un simple plátano“.
Dice así:
“Después de
11 años trabajando como médico en uno de los países que hemos bautizado como
‘Tercer Mundo’, debí volver a mi casa por asuntos personales.
En una cena
familiar, un pariente cercano me preguntó que para qué había estudiado Medicina
si estaba malviviendo en una zona perdida de la selva.
Sin siquiera
darme tiempo a responder, justificaba socarronamente su duda afirmando que,
para vivir así, mejor me hubiera hecho misionera y no habría tenido que
¿malgastar? los mejores años de mi juventud estudiando. Lo realmente curioso es
que casi todos los allí presentes le daban la razón haciéndome sentir un animal
raro.
Quizá yo
pensaría como ellos si me faltase la experiencia de estos años: muchos
pacientes han llegado a ofrecerme un plátano como agradecimiento por haber
ayudado en un parto o haber aliviado un dolor innecesario de una enfermedad
incurable. Un simple plátano, qué miseria para nuestros estómagos saciados,
¿verdad? Lo que muchos no saben es que dos plátanos
son la cena incluso la comida de un día completo de un matrimonio con tres niños. Sin embargo,
en una acción de máxima gratitud (eso que a los occidentales nos falta) han
reconocido mi modesto trabajo compartiendo conmigo lo máximo que tienen. ¿Puede
un profesional sentir mayor satisfacción?
-
¿Te parece que valoramos suficientemente lo que tenemos?
-
¿Somos de verdad agradecidos con los demás?
Viernes: ¿HASTA CUÁNDO DIRÉ
“MAÑANA”?
¡Buenos días! Fíjate en el segundero de un reloj…camina
veloz, pasa deprisa, no tiene cansancio, no vuelve atrás...
Mientras has leído estas lineas ha pasado una parte
de tu vida, diminuta pero parte importante que ya no volverá nunca.
Por eso es fundamental vivir el presente, mirar
hacia el futuro con ojos esperanzadores, creer que los proyectos imposibles
pueden hacerse realidad.
No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy porque
el "hoy" ya no vuelve, porque la vida es una oportunidad que nunca
pasa dos veces, porque necesitamos que tu tiempo sea para dar amor a los demás.
¿Hasta cuando diremos "mañana, mañana"?
¿Por qué no hoy? por qué no poner fin a aquello que nos ata para ser capaces de
abrir nuestros brazos a la amistad, la ternura, el esfuerzo y la oración que
nos engrandece?
Jesús vivió el presente dándolo todo a cada momento
y legándonos un mensaje que perdura en el tiempo. Hoy es hoy, y mañana
¿seguiremos mirando el segundero o caminaremos por el sendero del presente?
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