jueves, 24 de diciembre de 2020

¡¡FELIZ NAVIDAD!!



Se acerca la Navidad y las calles de la ciudad
se cubren de luces.
Una fila interminable de tiendas;
una riqueza sin fin, desmesurada.
A la izquierda de nuestro auto
vemos una serie de llamativos escaparates.
Del otro lado del vidrio nieva graciosamente:
es una ilusión óptica.


Después, niños y niñas montados en trineos
tirados por renos y animalitos de Walt Disney.
Y más trineos con Santa Claus y cervatillos,

cerditos, liebres, marionetas en forma de rana y enanitos rojos.

Todo se mueve con elegancia. ¡Ah! Por fin los angelitos…
¡Pero no! Son hadas, inventadas recientemente,
para adornar el blanco paisaje!

 

Un niño que pasea con sus papás,
se pone de puntillas y contempla, maravillado.

Pero, en mi corazón, incredulidad
y después casi la rebeldía: ¡Este mundo rico
ha “acaparado” la Navidad y todo su entorno,
y ha desalojado de ella a Jesús!

Lo que le gusta de la Navidad es la poesía, el ambiente,
la amistad que suscita, los regalos que sugiere,
las luces, las estrellas, las canciones.

Le interesa la Navidad porque trae las mayores ganancias del año.
Pero no piensa en Jesús.
“No había lugar para Él en la posada”…
ni siquiera en Navidad.




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