III SEMANA
Lunes: CUANDO EL CIELO ESTÉ GRIS…
¡Buenos
días! Cuando el cielo esté gris,
acuérdate cuando lo viste profundamente azul.
Cuando
sientas frío, piensa en un sol
radiante que ya te ha calentado.
Cuando
sufras un temporal de derrota,
acuérdate de tus triunfos.
Cuando
necesites amor, revive tus
experiencias de afecto y ternura, acuérdate de lo que has vivido y de lo que
has dado con alegría.
Recuerda
los regalos que te han hecho, los abrazos y besos que te han dado, los paisajes
que has disfrutado y las risas que de ti han brotado. Si esto has tenido lo puedes volver a tener y lo que has
logrado, lo puedes volver a ganar.
Piensa
en lo bueno, en lo amable, en lo bello y en la verdad. Recorre tu vida y
detente en donde haya bellos recuerdos y emociones sanas y vívelas otra vez,
visualiza aquel atardecer que te emociono.
Revive
esa caricia espontánea que se te dio. Disfruta
nuevamente de la paz que ya has conocido, piensa y vive el bien. Allí en tu mente están guardadas todas
las imágenes. Y solo tú decides
cuáles has de volver a mirar.
Martes: SI YO CAMBIARA…(2)
¡Buenos
días! Si yo cambiara el fijarme cuánto dan los otros para ver cuánto más puedo
dar yo... erradicaría de mí la avaricia y conocería la abundancia.
Si
yo cambiara el creer que se todo... me daría la posibilidad de aprender más.
Si
yo cambiara todos mis miedos por amor... seria definitivamente libre.
Si
yo cambiara el competir con los otros por competir conmigo mismo... seria cada
vez mejor.
Si
yo dejara de envidiar lo ajeno... usaría todas mis energías para lograr lo mío.
Si
yo cambiara el esperar cosas de los demás... no esperaría nada y recibiría como
regalo todo lo que me dan.
Si
yo amara el mundo… lo cambiaría.
Si
yo cambiara... ¡podría contagiar al mundo de un cambio positivo!
Miércoles: EL SILENCIO DE MARÍA
¡Buenos días! Nunca, María, una mujer como Tú sin
decir nada, dijo tanto.
Vale más, tu actitud de escucha, que mil palabras.
Hablan más tus obras que un libro de multitud de páginas.
Nunca, María, nadie como Tú dijo tanto en tan poco espacio de tiempo.
Con un ¡Si!, comenzó Dios a hacerse grande en tu seno.
Con un ¡Sí!, germinó Jesús en tus entrañas.
Con un ¡Sí!, Belén preparó humilde morada al Niño
Sí, María; tus hechos fueron más elocuentes que tus dichos.
Tu sencillez más certera que tus palabras.
Tu silencio el secreto más profundo de tus galanteos con el Espíritu.
Si, María; enséñanos el difícil arte de decir poco y hacer mucho.
Jueves: EL PASTEL
¡Buenos
días! Un muchacho estaba contándole a su abuela lo mal que iba todo: el
colegio, algunos problemas familiares, problemas de salud, etc. Mientras tanto
la abuela estaba horneando un pastel. Entonces ella le preguntó a su nieto si
deseaba un bocado de algo, a lo que por supuesto él aceptó de inmediato.
-Sírvete
un poco de harina -le dijo la abuela.
-¡¡Qué
dices, abuelita!! – contestó el niño.
-Entonces,
¿qué te parece servirte un par de huevos crudos?
-¡Ni
loco! ¡Qué asco!- dijo el muchacho.
-Entonces,
¿tal vez te gustaría probar un poco de aceite de o de polvo de hornear?
-Abuela,
¿qué te pasa? ¡Todo lo que me dices no está bueno!
La
abuela respondió:
-En
verdad, todas estas cosas se ven muy mal por si solas. Pero cuando todas ellas
son mezcladas de manera correcta, de ellas nace un pastel delicioso.
Reflexión:
Dios trabaja de la misma manera. Muchas veces nos preguntamos por qué Él
permite que pasemos por momentos y circunstancias tan malos. Pero Dios sabe que
ordenando todas estas cosas a su manera, ¡estas siempre obran para nuestro
bien! Solamente tenemos que confiar en Él y, en su momento, las cosas malas que
nos pasan se convertirán en algo maravilloso
Viernes: DETALLES
¡Buenos días! En una clase de dibujo, un alumno
había terminado un cuadro. Llamó a su profesor para que lo evaluara. El
profesor se acercó y observó la obra con detenimiento y concentración durante
un rato. Entonces, le pidió al alumno la paleta y los pinceles. Con gran
destreza dio unos cuantos trazos aquí y allá. Cuando le devolvió las pinturas
al alumno el cuadro había cambiado notablemente. El alumno quedó asombrado;
ante sus propios ojos la obra había pasado de mediocre a sublime. Casi con
reverencia le dijo al profesor:
-¿Cómo es posible que con unos cuantos toques,
simples detalles, haya cambiado tanto el cuadro?
El profesor le contestó:
-Es que en esos pequeños detalles esta el arte. Si
lo miramos detenidamente, nos daremos cuenta que todo en la vida son detalles.
Los grandes acontecimientos nos deslumbran tanto que a veces nos impiden ver
esos pequeños milagros que nos rodean cada día. Un ave que canta, una flor que
se abre, el beso de un hijo en nuestra mejilla, son ejemplos de pequeños
detalles que al sumarse pueden hacer diferente nuestra existencia.
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