IV SEMANA
Lunes: ESFUERZO Y PERSISTENCIA
¡Buenos días! El esfuerzo por alcanzar las metas que nos planteamos cada amanecer es un riesgo que corremos en cada momento del día.
Nadie dijo que la generosidad y la entrega fuesen fáciles de conseguir.
Ningún
camino hacia lo alto no supone constancia, paciencia, desvelos y coraje… pero
si persistimos en nuestro empeño de ser mejores cada día, nuestro esfuerzo se
verá recompensado.
Persistir
es arriesgar, es acompañar, es proteger aquello que queremos y afianzarnos en
lo que creemos.
Persistir
es dejar a un lado lo negativo y dejar el tiempo pasar para poder descubrir la
grandeza de aquello que vivimos.
Persistir
en la fe es agarrarnos fuertemente a los brazos de Dios que siempre acompaña el
camino de nuestra vida.
Persistir es Amar.
Martes: RETRATO DE UNA ABUELA
¡Buenos
días! Una maestra pidió a los niños que escribiesen el retrato de una abuela. He
aquí algunas de sus respuestas:
-
Una abuela es una persona que no tiene niños, por eso quiere a los niños de los
demás.
-Las
abuelas no tienen nada. No tienen más que “estar” ahí.
-
Cuando nos llevan de paseo, andan despacio, sin pisar las hojas hermosas ni los
gusanillos. No dicen nunca “anda más de prisa”.
-
Saben siempre que necesitamos un segundo trozo de tarta o, más bien, el más
grande.
-
Las abuelas llevan gafas y a veces, pueden incluso quitarse los dientes.
-
Las abuelas son los únicos mayores que disponen siempre de tiempo.
Esta mañana ten un recuerdo hacia tus abuelos que siempre están a tu lado y se te quieren inmensamente.
Miércoles:
EL LADO BUENO
¡Buenos
días! Se cuenta de una viejecita irlandesa que nunca hablaba mal de nadie;
siempre encontraba algo bueno, aún en la peor de las personas. Un día falleció un
hombre que parecía almacenar todas las miserias humanas: era ladrón, borracho,
peleón pegaba a su mujer y a sus hijos…era un estorbo para la vecindad. La
noche del velatorio, la viejecita llegó a la sala donde se iba a rezar el Santo
Rosario por el difunto. Todos se miraron y se decían por dentro:
-
De éste sí que no podrá decir nada bueno.
La viejecita estuvo un momento callada; parecía que, efectivamente, no sabía qué
decir. Pero al fin habló:
-
¡Lástima, sabía silbar tan bien…! Daba gusto oírle cuando pasaba todas las
mañanas por debajo de mi ventana.
Reflexión:
No hay nadie tan desgraciado que no tenga algo bueno. Es cuestión de saber
verlo. Cuando se mira con amor, se ve lo que hay de bueno en las personas.
¿Te
atreves a mirar hoy así a los que te rodean?
Jueves: UNA SONRISA
¡Buenos
días! Había una vez un heroico caballero. Su valentía era tan grande, y su
espada tan temida, que cansado de buscar dragones, ogros y monstruos de cuento
en cuento, decidió abandonar los cuentos y venir a probar su valentía y su
destreza al mundo real. Pero cuando llegó aquí, no encontró temibles criaturas,
ni malvados brujos. Y era muy raro, porque lo único que vio fue gente que iba
de un lado a otro, con prisa y sin hablar con nadie, como si algo terrible fuera
a ocurrir. Pero al acabar el día, nada malo había ocurrido. Y así un día, y
otro, y otro.
El
caballero pensó que aquella podría ser su aventura más heroica. Quería
encontrar el misterio de la angustia del mundo real. Buscó, preguntó, indagó,
navegó y trepó, pero no encontró nada. Dispuesto a no rendirse, regresó a su
mundo de cuentos para hablar con el gran sabio:
-
Dime, gran sabio ¿cuál es el gran enemigo invisible que atemoriza a las gentes
del mundo real?
El
gran sabio calló durante largo rato, y finalmente dijo:
-
No tienes fuerza ni coraje suficientes para vencer esta batalla. El enemigo no
existe, pero es poderoso, y tan numeroso como las estrellas del cielo.
-
¡Cómo! - protestó el caballero - ¿es eso posible?
El
gran sabio contestó:
-En
el mundo real, como no había dragones ni ogros, se inventaron los enemigos, y
ahora los llevan dentro. Cada uno tiene un enemigo hecho a su medida, y ésta
dentro de su corazón. Para unos se llama codicia, para otros envidia, para
otros egoísmo, pesimismo o desesperanza. Han sembrado su interior de malos
sentimientos, llevándolos consigo a todas partes, y no es nada fácil
arrancarlos de allí.
-
Yo lo haré -repuso el caballero- yo los libraré.
Y
el caballero regresó al mundo, llevando consigo todas sus armas. Y uno tras
otro, se fue ofreciendo a cuantos encontraba para liberarles de su mal
interior. Pero nadie le hizo caso. Finalmente, agotado y confundido, arrojó sus
armas al suelo y se dirigió hacía una piedra del camino para descansar. Pero al
hacerlo, tropezó con la espada y fue aparar al suelo, dándose de cabeza contra
un pollo que cacareaba por allí. Al verlo, un hombrecillo triste que pasaba por
aquel lugar, comenzó a reír a carcajadas, tanto que casi no podía mantenerse en
pie. El caballero se enfadó, pero al mirar al hombrecillo, observó en sus ojos
el brillo alegre que no había encontrado en el mundo real.
Y así fue como el caballero encontró por fin la solución al mal de los habitantes del mundo; sólo necesitaban una sonrisa, una pequeña ayuda para desterrar sus malos sentimientos y disfrutar de la vida.
Viernes: LOS FIELES DIFUNTOS
¡Buenos
días! Los cristianos tenemos la costumbre de recordar en los primeros días de este mes, a nuestros
seres queridos que ya nos han dejado.
Cuando
se quiere a una persona se le regala alguna cosa de vez en cuando. A veces, el
día de su santo o cumpleaños, se regalan flores. Son sólo un signo del cariño.
Sucede
lo mismo con nuestros familiares y amigos que han fallecido. Las flores o las
velas que encendemos son un signo de que nos acordamos de ellos y que les
seguimos queriendo, pues el verdadero amor no pasa con el tiempo. Nuestros
difuntos son buenos y nos siguen ayudando. Si te quisieron en la tierra estate
seguro de que te siguen ayudando desde el cielo.
¿No
les vas a recordar tú ofreciéndoles unas flores, una vela o una oración?
Pensemos un poco en nuestros difuntos, en nuestros seres queridos que nos han
abandonado. Si los recuerdas no morirán para ti. Ellos te han querido y te
quieren.
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