I SEMANA
Martes: MES DE MAYO, MES DE MARÍA.
¡Buenos días! Acabamos de comenzar uno de los meses del año más bonitos: es el mes de las flores, el mes de María. Una oportunidad para acordarnos más de la que es nuestra Buena Madre. El mes de mayo nos ofrece una gran oportunidad para manifestar a nuestra Madre María nuestro cariño en la oración y en la vida: haciendo bien las cosas, siendo más amables, trabajando más... En este comienzo del mes de mayo sepamos dar gracias a Dios por habernos dado una Madre que nos ayuda a ser mejores. Fíjate cómo podemos llegar a ser mejores:
1.- Levántate y camina. Ante ti hay un largo camino: el
horizonte.
2.- Alégrate
y diviértete. Hay muchos motivos para ello.
3.- Disfruta y valora. En lo pequeño encontrarás el
sentido.
4.- Conoce y ama. No puedes dejar que se endurezca tu
corazón.
5.- Habla y dialoga. Todos necesitamos ser
reconocidos.
6.- Reconoce y perdona. Así nadie se sentirá excluido.
7.- Agradece y comparte. Para que todos -también tú- vivamos mejor.
8.- Cree y confía. A
veces en la vida hay que arriesgar.
Miércoles: PRECISIÓN.
¡Buenos días! “Que vuestro sí, sea sí, y vuestro no, sea no”. Ahí está el poder de las palabras. Poder para perfilar, para poner límites, para DESCRIBIR. Poder para herir. O para enamorar. Para seducir, y convencer, y disculpar. Ser una persona “de palabra” quiere decir ser de fiar. Tanto poder tienen nuestros versos, nuestros verbos, nuestras promesas o nuestras negativas… que es necesario pensar en ellas. Frente a la cháchara, SOBRIEDAD. Frente a la mentira, SINCERIDAD. Frente al cacareo, SERENIDAD. Para hacer, de nuestros días, auténtica POESÍA.
Jueves: LA RANA ORGULLOSA DE SU TALENTO
¡Buenos días! Una rana se preguntaba como podía
alejarse del clima frío del invierno. Unos gansos le sugirieron que emigrara
con ellos. Pero el problema era que la rana no sabía volar.
-Dejadme a mí -dijo la rana-. Tengo un cerebro
espléndido.
Luego pidió a dos gansos que la ayudaran a recoger
una caña fuerte, cada uno sosteniéndola por un extremo. La rana pensaba
sujetarse a la caña con su boca. A su debido tiempo, los gansos y la rana
comenzaron su travesía. Al poco rato pasaron por una pequeña ciudad, y los habitantes
de allí salieron para ver el sorprendente espectáculo. Alguien preguntó:
-¿A quién se le ocurrió tan brillante idea?
Esto hizo que la rana se sintiera tan orgullosa y
con tal sentido de importancia, que exclamó:
-¡¡¡A mí!!!-desprendiéndose de la caña.
Su orgullo fue su ruina, porque al momento en que
abrió la boca cayó al vacío, y murió.
Reflexión: Hay ocasiones en que la falta de humildad
o el exceso de orgullo, pueden echar abajo los planes más excelentes. Dale
gracias a Dios por tus éxitos, pero recuerda que TODO lo que tienes te lo ha
dado Dios, quien nunca te olvida y siempre te espera.
Viernes: MILAGRO EN LA CARRETERA
¡Buenos
días! Esta mañana nos emocionamos hablando con un amigo sobre el buen Dios. No
puedo evitar llenarme de alegría cada vez que hablo de Dios. Él ha llenado mi
vida de esperanza, me ha dado un motivo para seguir adelante, cada vez que
enfrento una dificultad… Es un padre estupendo.
Cierta mañana salí atrasado hacia mi trabajo. Aceleraba el auto para
llegar temprano. En una calle encontré una camioneta que iba muy
despacio. La conducía un abuelito con su nietecita. Yo apurado y él iba
con una lentitud asombrosa. A veces la niña miraba hacia atrás y me
saludaba. Yo le sonreía y le devolvía el saludo.
Necesitaba pasarlos. Me dispuse a hacerlo cerca de una intersección
cuando sentí esta dulce voz que me decía: “Reza por ellos”.
Reduje la velocidad del auto y en lugar de rebasarlo, recé: “Señor,
protégelos, bendícelos, guárdalos de todo mal”. En esa fracción de segundo
un auto salió de la intersección a toda velocidad, perdió el control en la
curva y se estrelló de frente contra la camioneta del abuelo. Fue un
golpe estruendoso, violentísimo.
Me bajé del auto y corrí a auxiliarlos. Los vecinos del área
también salieron para ayudar. Fue impresionante, el auto quedó destruido, pero
ellos salieron ilesos. El que ocasionó el choque fue un joven de 19 años.
Estaba completamente borracho.
No
se dio cuenta de lo que hizo. Una señora me tocó el hombro. Me giré y dice:
-“Dios lo ama mucho”.
-“¿Por
qué dice eso?”, le pregunté.
- “Estaba afuera de mi casa y vi cuando usted iba a rebasar el auto que
chocaron. De pronto se detuvo, no lo hizo. Ese choque era para usted.
¿Qué ocurrió?”.
- “Recé”, le respondí. “Me detuve a rezar por ellos. Al hacerlo se
salvaron y me salvé también. La oración nos salvó a todos”.
Un amigo me dijo hace mucho: “No es lo mismo hablar de Dios, que experimentar a
Dios. Debes sentir su presencia, vivir su amor”.
Me
di cuenta que tenía razón. Dios te da un tesoro que muchos buscan en lugares
equivocados. Te hace feliz. No te quita los problemas, pero te hace
feliz. Te fortalece, te llena de paz y serenidad.
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