I SEMANA
Lunes: ADVIENTO
¡Buenos
días! Hemos comenzado el Adviento. ¿Recordáis
lo que es el ADVIENTO? Seguro que
a muchos os suena.
El
Adviento es una época muy intensa de preparación a la Navidad en la que
tratamos de sacar lo mejor de cada uno de nosotros. Pero no sólo debieran ser
estos días, cuatro semanas anteriores a la Navidad; en realidad Adviento, que
es tiempo de esperanza, debieran ser todos los días del año:
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Cuando pensamos en un mundo mejor, es Adviento.
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Cuando preferimos jugar sin pelearnos, es Adviento.
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Cuando ayudamos en casa, cuando hacemos un favor, aunque nos cueste, es
Adviento.
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Cuando tenemos un amigo al que queremos de verdad y cuidamos esta relación, es
Adviento.
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Adviento es implicarme en la Campaña de Navidad del Colegio, entregando algo
que para mí no es imprescindible, y sabiendo que así ayudo a los que más lo
necesitan.
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Adviento es confiar en Jesús, rezarle un poco cada día para que nos eche una
mano, para que un día todos, absolutamente todos, podamos decir: ¡Somos felices
para siempre!
Martes: LIGEROS DE EQUIPAJE
¡Buenos días! Cuántas cosas vamos acumulando en la
vida: memorias, proyectos, historias, objetos, actitudes… Está bien, ¿no? Es
señal de vivir, de no quedarte con los brazos cruzados. Pero en parte ocurre
como con el armario o las estanterías de la propia habitación. Que como no
despejes de vez en cuando terminas sepultado por libros, ropas, objetos varios…
Así que, aunque cueste, de vez en cuánto toca hacer limpieza general y tirar
por la ventana (metafóricamente) todo lo que sobra. Para quedarse con lo
importante.
Qué gusto
da tirar por la borda unas cuantas cosas de esas que estorban. Fuera las comeduras de tarro que
no conducen a ningún sitio. Los enfados y rencores duraderos, fuera también,
que se gasta demasiado tiempo rumiando rencores y heridas. Fuera el miedo a los
juicios de los presuntuosos o de los que se creen perfectos. Mandemos también
al garete el orgullo si nos impide pedir ayuda, y la murmuración que solo hace
daño. ¿Y qué decir del egocentrismo que a veces le hace a uno sentirse el
centro del mundo? Que se vaya para no volver. Patada a la ingratitud, que demasiadas veces me impide darme cuenta de
tanto como tengo. Para, más liviano, poder seguir caminando ligero de equipaje.
¿Qué tendría que quitar de mi
equipaje? ¿De qué tendría que descargarme?
¿Qué es lo que me estorba o me hace mal en la vida?
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