I SEMANA
Lunes: COMIENZO DEL PENÚLTIMO MES DEL CURSO, MAYO.
¡Buenos días! “Que por mayo era, por mayo, cuando
hace la calor, cuando los trigos encañan y están los campos en flor, cuando canta la calandria y responde el ruiseñor”.
El inicio de este poema nos recuerda las cosas que suceden por mayo en nuestro Colegio
… el primer día de mayo ha sido el día internacional del trabajo
… el mes de mayo está dedicado a María
… el último viernes será la despedida de nuestros compañeros de 2º Bachillerato.
… los alumnos de 4º de
Primaria celebrarán las Comuniones.
… en
mayo estamos en pleno tiempo de Pascua de Resurrección.
… es un
mes lleno de vida…
Podéis
añadir más cosas de cualquier otra índole que suelen suceder por mayo u otras
que tú harás que sucedan. En la vida de las Comunidades
Cristianas, desde hace muchos siglos, en el mes de Mayo se tiene un recuerdo
especial de María.
Los
medios de comunicación, a cada rato, nos proponen modelos de mujer:
-
Actrices, modelos de pasarelas de ropa de moda: que se han quedado
excesivamente flacas.
-
Modelos de la prensa “rosa”: éstas se han quedado flacas de cerebro…
- Con
esos modelos llenan páginas y más páginas de revistas, internet, periódicos y programas
de TV.
Pero a los pocos años… ya casi nadie se acuerda de ellas. De María, la Virgen de Nazaret, han pasado más de 20 siglos… y millones de personas siguen hablando y la recuerdan. Pidámosle que nos ayude en este último tramo del curso.
Martes: OLER A DIOS
¡Buenos
días! A un maestro espiritual le preguntaron en qué consistía eso de experimentar y vivir la fe. Él
sin pensárselo dos veces contestó: “Consiste en oler a Dios”.
Viendo
la extrañeza que causó su respuesta, la aclaró mejor contándoles esta historia:
“Un día Dios llamó a tres personas y le regaló a cada una un pequeño frasco que
contenía el perfume de la Vida Eterna.
La
primera de ellas,
abrumada por tal regalo del mismísimo Dios, fue corriendo a por una cadenita de
oro para colgarse el pequeño frasco del cuello. Eso le recordaría a Dios y le
haría tenerlo siempre presente.
La
segunda marchó
deprisa a su casa, derramó el perfume en un recipiente y comenzó a analizar su
composición química hasta obtener la fórmula. Se la aprendió de memoria e hizo
que los demás se la aprendieran para que supieran en qué consistía el perfume
de la Vida Eterna.
La
tercera persona
abrió el pequeño frasco y vació todo el Perfume sobre su cabeza y se marchó a
perfumar el mundo”.
Terminada
la Historia preguntó: “¿Quién de los tres dejó de oler como persona para oler a
Dios?”.
Los que
le escuchaban contestaron evidentemente que el tercero.
El maestro espiritual añadió: “Pues en eso consiste experimentar y vivir la fe: en
oler a Dios”. Los Cristianos recuerdan a María de Nazaret como la mujer que
supo “vivir la fe con sencillez y coherencia”, como la “primera Cristiana”.
Intenta tú hacer lo mismo, con la ayuda de Dios y de María de Nazaret, lo puedes lograr. ¡Propóntelo!
Miércoles: LA MIRADA DE MARÍA
¡Buenos días! Yo también quisiera poseer, Santa María,
ojos tan lúcidos como los tuyos.
Para comprender el Misterio que te hace grande,
para entender la Palabra que te hizo feliz.
Yo también quisiera tener tus ojos, Santa María,
para descubrir definitivamente a Jesús
y no perderlo ante tanto escaparate que la vida me
ofrece.
Yo también quisiera tener tus ojos, Santa María,
y por encima de valles y de montes
saber que me espera un horizonte en Dios
con los brazos abiertos.
¿Cómo conseguir tu mirada?
¿Cómo alcanzar tu vista?
¿Cómo mantener la nitidez de tus ojos?
"Sólo con la oración", me respondes Santa
María,
se limpian tanto los ojos como el alma.
Sólo con la obediencia
se alcanza a ver lo que el mundo niega.
Sólo con la confianza
los ojos llegan donde el hombre no atina.
Sólo con la sencillez
los ojos traspasan lo que la inteligencia nos
dificulta.
¡Ayúdame, Santa María!
Dame esos ojos grandes que ven a Dios.
Sólo te pido que no dejes de mirarme.
Amén.
Jueves: ¡ESTOY AGOBIADO!
¡Buenos días! No sé si estás agobiado en este momento. ¿Cómo te
sientes en tu vida? Quizá tienes
problemas en tu vida personal. Tal vez tienes problemas en tu casa, con tus
padres. O a lo mejor con tus amigos o tú novia. Quizá estás agobiado por
motivos de estudios o económicos en este tiempo de crisis y paro.
Es posible que te agobien situaciones sociales; la sociedad demanda
demasiado de cada uno de nosotros.
Pienso que quizás estás agobiado o agobiada por cargas morales o
psicológicas. Cargas y más cargas. Te parece que se te va a romper la vida de
tantas cargas.
Jesucristo nos dice, te dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré
descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso; porque mi yugo es llevadero, y mi
carga ligera “.
Jesucristo te dice, nos dice: Ven a mí. Ven a mí que yo te voy a
dar descanso.
Por eso necesitamos tomarle la palabra a Jesús. Necesitamos
decirle a Jesús: “Señor, vengo a ti con mis cargas. Cargas morales, personales,
afectivas, sociales, económicas. Vengo a ti porque tú has dicho: Ven a mí y yo
te haré descansar”.
Viernes: TUS PIES MARÍA
¡Buenos días! TUS PIES, MARÍA
Van al ritmo de tu pensamiento: tengo que salir.
Caminan con el timón de tu fe,
sorprenden por la rapidez de tu disposición,
avanzan sin tener más horizonte que el llegar para
servir.
TUS PIES, MARÍA
apuntan en la dirección que Dios te marca.
Corren presurosos para no llegar tarde.
Se resienten cuando se detienen,
y sanan cuando peregrinan.
TUS PIES, MARÍA
No conocen el descanso ni la tregua,
siempre están en movimiento,
fecundamente avanzan,
constantemente se mueven
y sin pereza para dejar tu casa.
¿Cuál es, María, el secreto de tus pies?
¿No será acaso, María, los hermanos que te esperan?
¿No será, María, que no puedes permanecer sin hacer
el bien?
¿No será, tal vez, que en los mil detalles es donde
Tú disfrutas?
Gracias, María, por venir a visitarme.
Como tu prima Isabel
yo también necesito de tus atenciones:
mi corazón anhela una caricia de madre,
mis ideas necesitan ser ordenadas
mi cabeza un regazo donde repostar un momento.
Gracias, María, por poner tus pies en dirección a mi
humilde casa.
Amén.
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